Inteligencia Artificial sin olvidar el valor de lo humano

Felipe Saldaña Duran Presidente de Ashomur

Este año ha sido el año de la IA o de la AI si nos decantamos por el término anglosajón (Artificial Intelligence). Años anteriores fueron los del Metaverso y el Big Data, un compendio de palabros con el que, poco a poco, nos vamos familiarizando cada vez más.

Es cierto que, con todas estas herramientas tecnológicas, hemos conseguido dar saltos cualitativos, y me atrevería a decir que cuantitativos también, en la gestión de la oferta turística existente. La modificación de modelos que podríamos llamar ‘anquilosados’ y que, por un momento, llegamos a pensar que eran inmodificables, tanto por la eficiencia como por la eficacia, nos iba a suponer una especie de escalada a la montaña más vertiginosa. 

Sin embargo, la realidad es que estas herramientas deberían quedarse para apuntalar lo que siempre he creído que ha sido fundamental en nuestra industria: el trato con las personas que nos atienden en toda la amalgama de servicios que componen el engranaje del Turismo. La revaloración del trabajador turístico como activo de las empresas del sector está siendo piedra angular de nuestro trabajo diario para afianzar personas que quieran seguir apostando por nuestra profesión, especialmente, en las generaciones venideras.

La pandemia fue, sin duda, un punto de inflexión en tantas y tantas cosas a nivel turístico que, si algo dejó claro, es que sin el buen hacer de las personas que lo conformaban no hubiésemos podido salir de ese agujero que parecía insalvable. Es por ello, que nuestro futuro tecnológico y humano deben llegar a un entendimiento progresivo para que con el ahorro de tiempo que nos proporcionen las nuevas tecnologías en tareas administrativas se pueda emplear en una mejor atención al usuario. 

En 2023 asistimos nuevamente a un año de récord, donde nuestra región se convirtió en reclamo para conciertos multitudinarios de artistas de renombre además del turismo gastronómico, el cultural y monumental, el de compras o el turismo azul, un nuevo concepto turístico para sustituir al ya denostado ‘sol y playa’. Un año donde tuvimos muchas esperanzas con la llegada del AVE que, sin duda, seguimos albergando  por los éxitos que aún nos tiene que reportar. Un año donde el turismo de congresos mantuvo el pulso de los datos prepandémicos y ayudó a la desestacionalización del turismo, apoyado y gracias a la ayuda de Murcia Convention Bureau que, además, acaba de celebrar su 25 aniversario. Y un año, donde seguimos apostando por un turismo sostenible que mejore el futuro medioambiental. 

2024 se presenta como un año con la aparente estabilización de la inflación sin saber como esto afectará a ocupaciones y precios medios de hoteles, pero confiamos en que si se sigue la línea de trabajo emprendida en años anteriores podemos seguir sumando pasos hacia la mejora de los datos turísticos. Además, este año 2024 contamos con una baza relevante para el turismo religioso que es Caravaca Jubilar. Esta será la guinda a nuestro pastel, un pastel donde el turismo de experiencias juegue un papel igual de importante y ponga en el foco nacional e internacional, con la suma de todo este maravilloso coctel, a la Región de Murcia.